Primer Gallery del año!
Cris Schiavone presenta su serie "Al don pirulero".
Jueves 13 de junio 19 hs.
Los esperamos!
“El tiempo vital es un niño
que juega
tirando los dados;
el reino de
un niño.”
(HERÁCLITO,
Perì Physeos, Fr. 52)
Pareciera
que Schiavone, titulando a la serie con el sintagma «al don pirulero», señala
una paradojal situación de la sociedad: por un lado, nuestro modo de ser es el
individualismo extremo, no existe el otro, cada-cual-atiende-su-juego; por otro
lado, nos propone exorcizar ese individualismo mediante el retorno al niño de
cada uno, la creación lúdica, socializar, confraternizar, atender-al-juego.
En la obra
de Schiavone está implícita la denuncia de Nietzsche de la muerte de Dios, la
consiguiente desvalorización de los valores supremos y, el advenimiento del
nihilismo en la cultura occidental. Al haber quedado liberado de los grandes
relatos que vertebraban la inteligibilidad de su historia, el hombre se siente
indigente. Ya no hay relato cristiano de la redención, ni relato iluminista del
progreso continuo de la humanidad, ni relato marxista de la emancipación de la
explotación. Aún el relato capitalista de la emancipación de la pobreza se está
desintegrando en nuestras manos. ¿De qué asirnos? Esta pérdida del sentido de
la continuidad histórica indefectiblemente nos lleva a vivir sólo en el
inestable e inaprehensible presente. El capitalismo, en su fase hedonista y
permisiva –al decir de Lipovetsky-, ampara un “infierno de mónadas insensibles
e independientes”. En el intento de tener algún fundamento, huyendo de “un
sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida”, infructuosamente
tratamos de crear nuestros pequeños relatos. Ya afuera de toda fábula, el motor
de la existencia pasa a ser la negación y no la afirmación.
¿Qué nos
propone Schiavone? Su idea de superación es también una opción nietzscheana:
retornar al niño y a su aspecto lúdico. Generar un niño interior. Con la misma
inocencia del niño, crear nuevos valores. Imprimirle a la existencia humana el
carácter de aventura y de juego. Transformar nuestros fútiles intentos de
construcción de seguridad, de egoísta ausencia de riesgo, en un salto al
abismo. En ese salto nos encontraremos a nosotros mismos, como individuos y
como parte de un colectivo vital, la humanidad. Asimilaremos que el hombre está
en el mundo junto con otros, que su
propia estructura existencial se funda en el «estar-con» -MitSein en palabras
de Heidegger. También asimilaremos que la ausencia de fundamentos es
constitutiva de la propia condición humana. Ahora nos resta armar el
rompecabezas que nos exhibe la intuición pictórica de Schiavone: niños solos,
juntos pero separados, una pareja que baila, la desconectada conectividad del
celular, las mónadas yendo y viniendo, rostros sin rostro, figuras errantes,
sus sombras, lo que nos pasa a todos.
La artista
plástica, de principio a fin, nos hace caminar por sobre sus trazos de óleo
pastel, sus carbones, sus nubarrones de óleo, para finalmente, también
encontrarle una superación existencial al juego de la vida, tal como ella
completa sus obras con un delicado y preciso cierre plástico.
Y el que
no, ¡una prenda tendrá!
Alejandro
Fidias Fabri
http://otiumstudiorum.blogspot.com.ar/
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