El hada del acantilado despierta esas partículas del aire, es por ello que su poesía lleva estos aires, como un hada protectora, hacia un viento mayor que revela el salvaje imperio de la naturaleza.
Ciertas esencias me han hecho recordar al poeta uruguayo Daniel Cristaldo, que inspecciona el interior de la interioridad. Como si la poesía fuese el meollo de una flor de pétalos interminables.
La magia de poetizar desde las esencias infinitas.
Felipe Herrero.
En jerga del sol
El sol calienta la selva, trepando los viejos araucanos como una oruga espectral. Mil hormigas devoran la cabeza de un hongo. Febril, la luna besa una colina de cobras. Se enroscan entre los juncos, tejiendo un lápiz amarillo. Subo la montaña, por un sendero de cabras y espejos. Una caverna vigila mis pasos, paredes de ámbar y mosquitos llorando en la oscuridad. Alguien respira, el jazmín perfora mis ojos. Nacen palabras, guijarros de oro en la primera edad del sol.
El hada del acantilado,
de Luciana Forster,
Col. Paradiso poesía,
Editorial Paradiso
PVP: $38 (al 28/10/11)