Todos en Libros del Pasaje queremos agradecerles por habernos acompañado otro año más. Los saludamos con nuestros mejores deseos para el 2011.
¡¡¡Felices fiestas!!!
¿Qué le ocurre a un hombre cuando encuentra una hoja perdida en las calles de un pueblo? Tal vez su rugosidad seca le desprenda el olor a lo nuevo; un pensamiento oculto, no pensado en lo inmediato, ha sido liberado por su contraparte, ya que una hoja sobre una calle está muerta, y un pensamiento oculto es la génesis de una futura acción. La hoja no es símbolo de triste derrota para este hombre, sino un papel amarronado en donde ha depositado una idea. La hoja es la posibilidad, o mejor dicho, la hoja es la parte material de su idea.
“Este libro es como las drogas: no necesito convencerte para que lo compres. Estas 160 páginas son las que le faltaron al manual Kapelusz. Están escritas con la experiencia de un rockero, la paciencia de una mariposa que en cualquier momento se muere, y el estilo narrativo de un analfabeto voluntarioso.
“El periodista Juan Cruz confiesa en egos revueltos, obra merecedora del XXII Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, que desde muy joven sintió curiosidad por indagar en la cara más oculta de los creadores, por saber de sus inquietudes, sus ambiciones, angustias y obsesiones. Hoy, después de cuarenta años dedicados al periodismo cultural y tras seis años al frente de una prestigiosa editorial, esa curiosidad sigue tan viva como al principio, pero ahora se ve enriquecida por la experiencia de quien ha tenido la fortuna de entrevistar, acompañar como editor y, en definitiva, conocer de cerca a autores como Borges, Bowles, Cortázar, Benet, Cabrera Infante, Susan Sontag, Günter Grass, Jorge Semprún, Francisco Ayala, Rafael Azcona, Severo Sarduy, Camilo José Cela, Francisco Umbral, Eduardo Haro Tecglen o Manuel Vázquez Montalbán.Estas páginas están llenas, pues, de inolvidables perfiles literarios, impagables anécdotas referidas a los entresijos del mundo de la cultura o lúcidos retratos de la fragilidad de los artistas. Pero, sobre todo, están llenas de un insobornable amor a la letra impresa que se transparenta constantemente en esta memoria; una memoria que se quiere personal pero no arbitraria, intimista a veces pero jamás indiscreta. ”